El siguiente extracto fue escrito por el Director de Investigación de LaMP, Lant Pritchett, y publicado originalmente por Foreign Affairs el 28 de febrero de 2023 aquí.

“La automatización es a menudo una solución en busca de un problema. Es una elección que la gente ha hecho, no una fatalidad ni mucho menos una necesidad. Por ejemplo, Estados Unidos se enfrenta a una escasez de camioneros. La American Trucking Association ha calculado que en 2021 había 80.000 conductores menos del total necesario y que, dada la edad de los conductores actuales, habrá que contratar a más de un millón de nuevos en la próxima década. Para hacer frente a este déficit, muchos magnates de la tecnología, entre ellos el fundador de Amazon, Jeff Bezos, han invertido en la investigación y el desarrollo de vehículos autoconducidos, tecnología que reduciría la demanda de conductores. Para Bezos, esta tecnología tiene sentido desde el punto de vista financiero, ya que Amazon depende de los bajos costes de envío para mantener sus precios bajos. Pero no tiene más sentido desde el punto de vista económico, porque millones de personas estarían encantadas de conducir camiones en Estados Unidos: basta con que se les permita trabajar en el país.

No hay escasez mundial de personas que quieran ser camioneros de larga distancia en Estados Unidos, donde el salario medio por ese trabajo es de 23 dólares la hora. En el mundo en desarrollo, los camioneros ganan unos 4 dólares por hora. Sin embargo, las empresas no pueden contratar trabajadores del extranjero ni siquiera con el salario más alto debido a las restricciones a la inmigración, por lo que los líderes empresariales de Estados Unidos se ven impelidos a elegir las máquinas en lugar de las personas y a erradicar puestos de trabajo mediante el uso de la tecnología. Pero si pudieran contratar a nivel mundial, tendrían menos incentivos para destruir esos puestos de trabajo y sustituir a las personas por máquinas. El hecho implacable de las fronteras nacionales orienta a las empresas hacia la inversión en tecnología que no responde a la escasez mundial y que nadie necesita realmente.

Lo que es cierto para la conducción de camiones también lo es para muchas otras industrias del rico mundo industrial que requieren trabajadores no profesionales en entornos de trabajo específicos. Un informe de 2021 de la empresa de servicios financieros Mercer estimaba que, para 2025, Estados Unidos se enfrentaría a una escasez de unos 660.000 auxiliares sanitarios a domicilio, técnicos de laboratorio y auxiliares de enfermería.

Las barreras a la migración favorecen una terrible desviación de los recursos. En las economías más productivas del mundo, el capital y las energías de los líderes empresariales (por no mencionar el tiempo y el talento de científicos e ingenieros altamente cualificados) se absorben en el desarrollo de tecnología que reducirá al mínimo el uso de uno de los recursos más abundantes del planeta: la mano de obra. La fuerza de trabajo en bruto es el activo más importante (y a menudo el único) de que disponen las personas con bajos ingresos en todo el mundo. El afán por fabricar máquinas que realicen funciones que podrían desempeñar fácilmente las personas no sólo derrocha dinero, sino que contribuye a que los más pobres sigan siendo pobres”.

Lea el artículo completo de Foreign Affairs aquí.