Las poblaciones de los países de altos ingresos están envejeciendo rápidamente mientras que, al mismo tiempo, los países de bajos ingresos se enfrentan a un fuerte aumento de su población en edad de trabajar. Estas tendencias demográficas son una “fuerza imparable” hacia una mayor movilidad laboral, empujando contra el “objeto inamovible” de la resistencia política de los ciudadanos de los países de altos ingresos a las crecientes poblaciones de inmigrantes. Los programas de movilidad temporal (TMP) pueden ser una solución políticamente viable, ya que aumentan el número de trabajadores sin las mismas implicaciones políticas que la migración permanente.

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Sin embargo, los TMP en sí mismos también son políticamente impopulares, en gran parte porque han estado plagados de malos resultados para los trabajadores. Muchos de estos malos resultados se han relacionado con la baja calidad de la industria de la movilidad existente, lo que ha resultado en el endeudamiento de los migrantes, el fraude con respecto a los términos y la calidad del trabajo, el abuso de los trabajadores y la irregularidad dentro de los programas de movilidad temporal. Estos malos resultados, a su vez, son impulsados por incentivos perversos integrados en el diseño de los sistemas de movilidad, asimetrías de información y controles migratorios mal construidos. El punto principal a extraer de este análisis es que la industria de la movilidad no es intrínsecamente poco ética, sino que está mal diseñada.

En este informe, argumentamos que el surgimiento de una industria de movilidad de calidad podría mejorar los resultados en la movilidad laboral temporal al reducir los costos de migración por trabajador a través de mayores economías de escala (permitiendo que una gama más amplia de empleadores se beneficie de la movilidad laboral), aumentando la accesibilidad de movilidad laboral para los empleadores, disminuyendo la carga sobre los trabajadores migrantes y generando confianza y capacidad entre los actores dentro de los sistemas de movilidad laboral. Al mejorar los resultados y la fe en los programas de movilidad temporal, postulamos que una industria de movilidad de calidad podría disminuir la resistencia política y permitir que los programas de movilidad temporal se construyan a escala como una solución al precipicio demográfico que se acerca rápidamente en los países de altos ingresos. Luego concluimos proponiendo los próximos pasos para facilitar el surgimiento de una industria de la movilidad que sea “una buena industria y una industria para el bien”.